lunes, 6 de septiembre de 2010

Meditacion significa consciencia

Cualquier persona puede meditar, de cualquier edad, religion, sexo o estado de animo. No es necesario ser mistico o "creer" para experimentar la meditación

Recuerda: meditación significa consciencia.

Cualquier cosa que hagas con consciencia es meditación. No se trata de la acción en sí, sino de la cualidad que le imprimas a la acción. Andar puede ser meditación si lo haces estando alerta. Estar sentado puede ser meditación si estás sentado alerta. Escuchar a los pájaros puede ser meditación si escuchas con consciencia. Escuchar el sonido interno de tu mente puede ser meditación si permaneces alerta y vigilante.

Lo esencial es permanecer consciente. Entonces cualquier cosa que hagas será meditación.

El primer paso para ser consciente es ser sumamente observador de tu propio cuerpo.

Poco a poco uno toma consciencia de cada gesto, de cada movimiento.

Y a medida que te vas volviendo consciente empieza a ocurrir un milagro: muchas cosas que solías hacer antes simplemente desaparecen, tu cuerpo se vuelve más relajado, más armónico, una profunda paz empieza a reinar en tu cuerpo, una música sutil vibra en tu cuerpo. Después, empieza a darte cuenta de tus pensamientos; el mismo proceso ha de seguirse con los pensamientos. Son más sutiles que el cuerpo y, desde luego, más peligrosos. Cuando seas consciente de tus pensamientos, te sorprenderá descubrir lo que está sucediendo dentro de ti. Si escribes lo que está sucediendo en tu mente a cada momento, te llevarás una gran sorpresa. No creerás lo que está ocurriendo en tu interior.


Pasados unos diez minutos, léelo: ¡verás que hay un loco dentro de ti! Al no darnos cuenta, toda esa locura nos arrastra como una corriente de fondo. Afecta a todo lo que haces y a todo lo que no haces; afecta a todo.

¡Y la suma total de ello es lo que será tu vida! Por tanto hay que transformar a este loco. Y el milagro de la consciencia es que no necesitas hacer nada excepto ser consciente.

El propio fenómeno de observar lo cambia todo.

Poco a poco la locura desaparece, poco a poco los pensamientos empiezan a encajar dentro de una pauta; ya no hay más caos, se convierte en un cosmos. Entonces, prevalece una paz más profunda. Cuando tu cuerpo y tu mente estén en paz, verás que están en armonía el uno con el otro, que hay un puente. Ya no corren en direcciones distintas, no cabalgan sobre caballos distintos. Por primera vez hay acuerdo, y ese acuerdo es de una ayuda inmensa para trabajar en la tercera etapa, que consiste en ser consciente de tus sentimientos, emociones y estados de ánimo.


Ésta es la etapa más sutil y la más difícil, pero si puedes ser consciente de los pensamientos, sólo es un paso más.

Se necesita una consciencia más profunda para empezar a reflejar tus estados de ánimo, emociones y sentimientos. Una vez seas consciente de estas tres cosas, todas ellas se unen en un mismo fenómeno. Y cuando estas tres cosas sean una, funcionando juntas perfectamente, en armonía, podrás sentir su música: se han convertido en una orquesta. Entonces se llega a la cuarta etapa, la cual no está en tus manos lograr. Ocurre por sí misma. Es un regalo, una recompensa para aquéllos que han recorrido las tres etapas anteriores.


La cuarta etapa es la consciencia suprema que le convierte a uno en un ser despierto. Uno se vuelve consciente de su propia consciencia. Esta es la cuarta etapa, lo que hace que uno sea un buda, el que está despierto. Sólo en ese despertar se llega a saber lo que es el estado de beatitud.


El cuerpo conoce el placer, la mente conoce la alegría, el corazón conoce la felicidad. El que alcanza la cuarta etapa conoce la beatitud. Esa dicha suprema es la meta de sannyas, de un buscador, y la consciencia es el camino para ello.


Lo importante es que estés alerta, que no olvides observar, estar observando... observando... observando.


Y poco a poco, a medida que el observador se vaya haciendo más sólido, estable, inquebrantable, se produce una transformación: desaparecen las cosas que estabas observando. Por primera vez el propio observador se convierte en el observado, el que mira se convierte en lo mirado.


Has llegado a casa.






1 comentario:

Nelly Rey Rey dijo...

Tenemos que organizar un día de meditación para evadir todas estas tensiones y demás presiones del ambiente; de esa forma, podremos respirar profundamente, concentrarnos en nosotros y empezar a ver más claro el horinzonto.

Cho-ku-rei

Abrazos Ana